Qué bien suena esto ¿verdad? El mundo del
juego es un mundo fascinante y en él intervienen muchos factores. El
divertírselo y pasárselo bien son factores muy predominantes en el juego, pero
bien es cierto que también tienen mucho peso la competitividad y los nervios.
Es que, no nos engañemos, lo importante no es participar, lo importante es…¡¡¡Ganar!!!
Todos jugamos para ganar, sino significaría que jugamos sin sentido y, por
tanto, claro que no ganaremos, ya que no nos esforzaremos. Y, no me
malinterpretéis, con esto no quiero decir que no podamos perder, ya que
aprendemos mucho de nuestros errores. Lo que digo es que si no jugamos con la
idea de ganar, seguramente no aprenderemos nada porque no nos habremos
esforzado lo suficiente como para sacar
provecho.
Bien, dicho esto, en lo que me quería centrar
del juego es en todos los factores que a simple vista pasan desapercibidos y
cómo llega a cambiarnos. No quiero centrarme en el componente adictivo, sino en
el de las supersticiones y rituales.
No hace falta ser un jugador profesional ni
un ludópata para desarrollar falsas creencias. Éstas juegan un papel muy
importante en un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Son unas relaciones que
uno establece, pero que realmente no tienen una base de causa-efecto. Os pongo
un ejemplo: Los rituales. “Si hago esto, gano seguro”, “Si me como un frankfurt
en la media parte del partido, el Barça ganará”, “Si me pongo esta ropa, seguro
que gano el juego”, etc. Y de aquí pasamos al: “¡Ves! Como no me he comido el frankfurt
el Barça ha perdido”, “Como llevaba otra ropa, he perdido”, etc. Y toda esta
serie de coincidencias, hacen que la falsa creencia gane fuerza. Y como estos
ejemplos, muchísimos más y a veces más evidentes: “Me tengo q tocar primera la
oreja izquierda, luego la derecha, luego cerrar los ojos, hacer el pino-puente
y entonces ya puedo apretar el botón de la máquina tragaperras”.
Imagino que algunos de vosotros estáis
sonriendo al mismo tiempo que os estáis dando cuenta de que vosotros también tenéis
alguna falsa creencia instaurada, junto con su ritual, claro (Lo confieso: ¡¡¡yo
soy la del frankfurt!!! :p ). Pero no os preocupéis, sólo será alarmante cuando
empecéis a sufrir una ansiedad descomunal al no poder hacer el ritual o bien
cuando dejéis de tener vida social porque estáis obsesionados con eso.
Reflexionad sobre lo leído. Buscaros rituales
discretos pero… ¡No os volváis locos! Os dejo que voy a ver si tengo mis
frankfurts para el miércoles. ¡Suerte!