28 de enero de 2013

¡Hemos venido a jugar!

Qué bien suena esto ¿verdad? El mundo del juego es un mundo fascinante y en él intervienen muchos factores. El divertírselo y pasárselo bien son factores muy predominantes en el juego, pero bien es cierto que también tienen mucho peso la competitividad y los nervios. Es que, no nos engañemos, lo importante no es participar, lo importante es…¡¡¡Ganar!!! Todos jugamos para ganar, sino significaría que jugamos sin sentido y, por tanto, claro que no ganaremos, ya que no nos esforzaremos. Y, no me malinterpretéis, con esto no quiero decir que no podamos perder, ya que aprendemos mucho de nuestros errores. Lo que digo es que si no jugamos con la idea de ganar, seguramente no aprenderemos nada porque no nos habremos esforzado lo suficiente como para  sacar provecho.
Bien, dicho esto, en lo que me quería centrar del juego es en todos los factores que a simple vista pasan desapercibidos y cómo llega a cambiarnos. No quiero centrarme en el componente adictivo, sino en el de las supersticiones y rituales.  
No hace falta ser un jugador profesional ni un ludópata para desarrollar falsas creencias. Éstas juegan un papel muy importante en un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Son unas relaciones que uno establece, pero que realmente no tienen una base de causa-efecto. Os pongo un ejemplo: Los rituales. “Si hago esto, gano seguro”, “Si me como un frankfurt en la media parte del partido, el Barça ganará”, “Si me pongo esta ropa, seguro que gano el juego”, etc. Y de aquí pasamos al: “¡Ves! Como no me he comido el frankfurt el Barça ha perdido”, “Como llevaba otra ropa, he perdido”, etc. Y toda esta serie de coincidencias, hacen que la falsa creencia gane fuerza. Y como estos ejemplos, muchísimos más y a veces más evidentes: “Me tengo q tocar primera la oreja izquierda, luego la derecha, luego cerrar los ojos, hacer el pino-puente y entonces ya puedo apretar el botón de la máquina tragaperras”.
Imagino que algunos de vosotros estáis sonriendo al mismo tiempo que os estáis dando cuenta de que vosotros también tenéis alguna falsa creencia instaurada, junto con su ritual, claro (Lo confieso: ¡¡¡yo soy la del frankfurt!!! :p ). Pero no os preocupéis, sólo será alarmante cuando empecéis a sufrir una ansiedad descomunal al no poder hacer el ritual o bien cuando dejéis de tener vida social porque estáis obsesionados con eso.
Reflexionad sobre lo leído. Buscaros rituales discretos pero… ¡No os volváis locos! Os dejo que voy a ver si tengo mis frankfurts para el miércoles. ¡Suerte!

19 de enero de 2013

EL NOBLE ARTE DEL FAROL


Lo que hoy vengo a exponer está directamente ligado con un ejemplo que me mostraron en una asignatura de negociación en la universidad. Con el ejemplo, lo que quiero demostrar es la fragilidad de las personas ante el desconocimiento o la falta de información por una de las partes y de otro lado, lo útil que puede ser la manipulación cuando se saben jugar bien las cartas.

 

La historia es totalmente real, es un ejemplo de negociación para fijar un precio, citado por D. Lax y J. Sebenius:


1912, campaña presidencial de Theodore Roosevelt, últimos días de gira. Las elecciones dependen de los indecisos. ¿Cómo captar los votos? Con un folleto en el que consta parte de su programa, unas frases patrióticas y su foto en portada. El propio Roosvelt iría por cada uno de los núcleos de población a dar el discurso y repartir los dípticos.

Todo listo para la marcha, Roosvelt y sus 3 millones de panfletos. Pero justo antes de partir, uno de los asesores se da cuenta que debajo de la foto pone: “Copyright Moffet St. Chicago.” Ups!
 

Como Moffet tenía los derechos de copia, el uso no autorizado de la foto podría costarle a la campaña un 1$ (1$ de 1911) por cada reproducción, y no había tiempo para reimprimir el folleto. ¿Qué hacer? ¿No usar los folletos que podían darle la victoria?, ¿Usarlos con el riesgo de que lo pillaran, lo multaran y que se viera dañada su imagen pública? Además, los asesores se habían informado sobre Moffet, un fotógrafo en horas bajas a punto de retirarse, que de conocer la noticia, seguro que iba a querer una buena recompensa. Menudo panorama.

Desanimados, los colaboradores recurrieron al gerente de campaña, George Perkins, abogado y financiero. Perkins no perdió tiempo, llamó a su secretaria e hizo enviar el siguiente telegrama al estudio de Moffett:

Estamos pensando en distribuir millones de folletos con la foto de Roosevelt en la tapa. Sería una gran publicidad para el estudio cuya fotografía sea utilizada. ¿Cuánto nos pagaría usted por usar la suya?

Moffet contestó: Nunca había hecho eso anteriormente, dadas las circunstancias, ofrezco 150 $.

Después de la historia, ¿cómo se le queda el cuerpo a uno, eh? Lo habitual, antes de conocer el final de la historia, es ver a todo el mundo estrujándose la mollera intentando hacer cábalas para encontrar la manera de pagar el menor precio posible. Mr. Perkins lo que consiguió con su telegrama fue cambiar las posiciones, ya que quien en un principio era el vendedor, acabó siendo el comprador.

¿Pero por que no se les había ocurrido la opción a los ayudantes? Muy sencillo, pues porque veían el problema desde su posición y no desde la del Sr. Moffet. Si se hubieran detenido un momento a pensar cómo Moffett veía su problema, se habrían dado cuenta de que Moffett ni siquiera sabía que tenía un problema. La genialidad táctica de Perkins consistió en reconocer la esencia de la tarea central del negociador: observar el modo en que la contraparte ve la cuestión, de tal forma que elija lo que uno quiere.

Perkins pudo observar más allá de todos los problemas, y usó la “manipulación” para hacerle parecer crees que quien necesitaba a quien era el fotógrafo a la campaña y no al revés.

¿Fue ética la actuación? Yo diría que no mucho, pero sirve para darnos cuenta de lo importante que son en algunas ocasiones las percepciones y que antes de pensar desde tu posición, visualízate en el lado contrario, piensa como el adversario y si puedes, hazle creer lo imposible. Eso si, solo sirve si es una negociación a tiro único. Ahora, será mejor estar atentos reconocer este tipo de jugadas y aprender a defenderse de ellas.




15 de enero de 2013

Su turno, gracias

Ver para creer... Eso mismo me estaba diciendo ayer por la mañana, sobre las 9:55, mientras esperaba a ser atendida en la oficina del INEM. Incauta de mí, todavía recuerdo la alegría que sentí el día que pedí cita previa. Pensé: 'mira qué bien! Se acabó eso de coger número y esperar, esperar y esperar eternamente' ERROR. La cita previa, no nos engañemos, es una artimaña, un embuste que te crea falsas expectativas y se aprovecha de la ilusión del ignorante (la ignorante en mi caso). Pues bien, como contaba, llego a la susodicha oficina, me planto en la cola para hablar con la especie de segurata/secretaria/chicaparatodoqueinforma y, cuando me toca, le digo toda digna y llena de confianza: 'tengo hora a las 9:36'. Creo que todavía oigo su carcajada interior (en ese momento no me percaté, ahora soy consciente de que hubo un silencio seguido de alguna tos/risa). Ella, sin mirarme a la cara, alarga la mano, coge mi resguardo de cita previa, lo mira, tacha de su lista y lanza su dedo al botón negro de la máquina de los números (yo ya tendría que haber sospechado cuando le dio al negro precisamente, pero no, seguí con mi confianza). Me planta el papelito con un número y me dice que mire la pantalla, que ahí saldrá mi número cuando me toque. '¿Cómoooo? Pero si eso es lo de siempre...', grito en silencio, en mi cabeza. Tengo el A014 y en la pantalla sale el A008. 'Bueno, 6 por delante tampoco es tanto'. ERROR... ¡otra vez! 

Llevo dos horas en la incertidumbre, mirando la pantalla fijamente, preguntándome de qué sirve pedir cita previa, pero ya me toca. ¡Por fin! Me dirijo a la mesa 31 (que es un decir, porque ahí no hay tantas mesas... no caben) y la funcionaria de turno, con mucha amabilidad y una amplia sonrisa, me pregunta qué quiero (cosa que ya hice constar en el formulario de cita previa, ¡coño!). Le comento mi situación y lo que quiero solicitar y lo primero que me pregunta es si estoy casada, a lo cual respondo que sí y pienso para mis adentros: '¿Y esta qué quiere? Si no he acabado de explicarme ni me ha comentado qué papeles tengo que traer para hacer la solicitud. Vamos, que ni que sea ella la que te lo concede' Pues bien, resulta que me viene a decir que si quiero cobrar me tengo que divorciar; que tengo suerte de tener una hipoteca, porque tal como está todo, tengo mucha suerte; y que aquí trabajo para mí poco o nada. Es decir, que por 420 euros al mes... ¡tengo que renunciar a mi vida! 
He decidido que me quedo como estoy, porque los vuelos a Alemania van muy petados, porque a la hipoteca le he cogido cariño y me sabría mal quitármela de encima y porque mi marido me ha prometido que nos va a tocar el Euromillones, y yo confío en él. ¿¿¿ERROR???


8 de enero de 2013

Homo sapiens Rebajitium spp.

Somos  Homo sapiens sapiens, o eso dicen, pero estoy segura que tenemos varias subespecies ,entre ellas la mencionada Homo sapiens rebajitium.

Su hábitat natural son los grandes centros comerciales,aunque también pueden ser vistos en tiendas del centro del pueblo donde hacen las grandes rebajas de la temporada.

Su morfología puede parecer a simple vista que sea exacta a un Homo sapiens sapiens,pero si mirásemos con lupa veríais que los ojos está más saltones , las manos son más ágiles ,sus caras son más agresivas,son más pacientes,y más indignados.

Los sapiens rebajitium machos se distinguen de las hembras por en primer lugar su expresión de la cara,y en segundo lugar por ir siempre detrás de la hembra sujetando pacientemente bolsas mientras ella va buscando la mejor ganga.
Es cierto que también existen machos sapiens rebajitium a los cuales se les puede encontrar solos e incluso acompañado de una hembra buscando gangas pero no es lo más común.

Los sapiens rebajitium hembras tienen una agilidad en las manos bestial,cuando te das cuenta ha atrapado 5 prendas en un minuto,buscando por la difícil selva de las tallas(que por cierto siempre hay 34,36 ,42,44.....la 38 es el arca perdida)

Los sapiens rebajitium trabajador, se les distinguen por sus caras de cansados,su indignación por doblar y poner en orden el mismo jersey,y el mismo pantalón 50 veces.

En fin en tiempo de crisis seguro que hay mucha gente que ha esperado a las rebajas para comprarse ropa porque no tiene,yo soy un caso y hoy me he atrevido a ir ala selva... he encontrado mis gangas,ahora... también he podido observar como intentan timar un poco ¿ejemplo?:  un jersey que ponía que rebajado valía 12 euros....y en la etiqueta original que estaba enganchada debajo ponía que realmente valía 10 euros..."po muy bien,olé tu!" 

¿rebajas...consumismo suma y sigue o momento ideal para ampliar tu armario y tirar lo roto?


mi conclusión es que a la gente le encanta revolver la ropa....

Un saludo y feliz año

3 de enero de 2013

Españoles trabajando. El milagro en Reino Unido.

Después de haber vivido más de 6 meses con mis idas y venidas a Inglaterra, últimamente me he hartado de explicar como curiosidad, cómo funciona el milagro de Reino Unido con todos los Españoles que estan trabajando en las islas británicas.

Para empezar este post, que pretendo que sea breve, decir que el Reino Unido tiene una tasa de desempleo del 8%, más de un 12% de población extranjera (que tampoco es tanto) y unos 80.000 españoles viviendo actualmente.

El tópico dice que aquí hay mucho trabajo de camareros, lavaplatos y sector servicios en general. Cosa que es cierta, pero hay que saber en qué condiciones. El perfil de la gente que conozco es el siguiente:
  • El 70% tienen entre 20 y 29 años.
  • Más del 60% con formación universitaria.
  • Con el objetivo de aprender inglés y encontrar trabajo, por igual.
  • El 50% gana menos de £1200 al mes. (La mayoría entre £800 y £1000).
  • Los horarios suelen ser de 20-30 horas semanales, en días aleatorios o fines de semana.
  • Más del 60% NO trabaja en el ámbito de su formación.
Es decir, que los bares, au-pairs y tiendas están repletos de abogados, maestras, psicólogas, informáticos, etc.


Por supuesto que hay muchos arquitectos, dentista, farmacéutos, ingenieros y demás que trabajan de lo suyo, pero no es la mayoría. Supongo que debe ser por las habilidades comunicativas del oficio, no es lo mismo ser ingeniero que psicólogo. El trato con la gente del país será más o menos obligatorio, pero el nivel se precisa más en unas profesiones que en otra, por lo que Inglaterra abre el camino ya que todo español nace con nivel medio de inglés y si le hablan despacito lo entiende todo todo todo (no?).

Y yo me pregunto... En España le dices a un recien licenciado (o un NINI, da igual) que trabaje en una tienda 3 o 4 días (sin especificar, cada semana cambiantes), preferiblemente sábados y domingos, por el mínimo (£6,20/h) unas 25 horas a la semana que le da para pagarse una habitación en una casa compartida con 6 personas más y casi no podrá ahorrar... ¿Qué te dice?