Siguiendo un poco el hilo
de los posts anteriores, hoy quiero hablar de la cerveza. Los conocimientos que tenemos sobre la cerveza son muy básicos y nuestro paladar está acostumbrado a un
tipo de cerveza tan estándar que cuando se sale de esa inercia y probamos algo
diferente, nos cuesta aceptarlo. La
cultura cervecera desde hace unos pocos años ha empezado a despertar con el
nacimiento de numerosos elaboradores artesanos que quieren demostrar que una
cerveza mejor es posible.
Además de ser un producto
gastronómico, la cerveza es un producto socializador, de ocio, de libertad. Así
lo demuestra una encuesta realizada por @Cervecear. Alrededor de una cerveza
hacemos muchas cosas, las cuales, siempre suelen ser positivas y relajantes.
Reuniones de amigos, celebrar un ascenso, un nacimiento, las victorias de tu
equipo, unos buenos resultados, una fiesta sorpresa… Compartir una cerveza con
alguien es mucho más que el simple acto de beber.
Pero bien, entrando ya en
materia. Los tipos de cerveza pueden agruparse, según su fermentación:
baja (durante 7-10 días a 5º/13º llamadas lager). De origen Checo y Alemán; pilsner;
helles, viena, märzen, kellerbier, zwickel, andbier, dunkel, schwarzbier, bock,
doppelbock…
alta ( 3-6 días a 14º/25º llamadas Ale). Origen Británico, Belga y Alemán.
Bitter, pale ale, brown ale, indian pale ale, irish ale, porter, stout, barley
wine, blonde, brune, triple, belgian strong ale, saison, wit, blanche, wheat,
kolsch, alt…;
espontanea, en las que se usan
levaduras “salvajes” y se suele emplearse un tipo de trigo llamado candeal (las
llamadas lambic). Origen Belga;
sin alcohol.
Dentro de cada familia se
pueden encontrar muchas variedades en función de su lugar de origen o por su
método de elaboración de la cerveza.
Si existen tantos tipos
diferentes de cerveza, no nos quepa la menor duda de que la temperatura o el
recipiente en la que nos la vamos a tomar también es importante y puede llegar
a intervenir en el sabor final. Por
norma, las lager se deben tomar a una temperatura más baja que las ale. Lo de
la costumbre de helar la copa, no es del todo recomendable. Si está helada dificulta
la formación de espuma, impide el batido correcto de la cerveza, desvirtúa/
apaga el sabor y aporta agua.
De momento ya sabemos los
tipos, su temperatura y el recipiente, ahora falta servirla. Que creéis, ¿que
no es importante? Es un punto también importante. Dentro de los campeonatos en
el mundo de la cerveza, también cuenta el arte de saber tirarla. Los expertos
aconsejan tirar la cerveza con uno o dos dedos de espuma. La espuma protege al
líquido, evita que se oxide ayudando a retener los aromas. La espuma es señal
de que la cerveza está bien estabilizada y que el proceso de fermentación se ha
completado correctamente. La espuma ideal debe ser brillante, permanecer en el
tiempo antes de desvanecerse y dejar también su huella en forma de aros en las
paredes del recipiente.
Después de toda esta
perorata pensareis, vaya tío friky con la cervezas. Obviamente cada vez que me
tomo una cerveza no me paro a medir la temperatura, no critico la manera de
tirarla o el vaso en el que me la sirven. Básicamente no puedo hacerlo porque
los bares de nuestras ciudades tienen “la cerveza”. No hay posibilidad de elección.
Además, los bares con más de tres cervezas diferentes no deberían considerarse
“cervecerías”.
En definitiva, la mayoría
de las veces es más importante el con quién te la tomas o lo que celebras. Los
momentos de casi-rito cervecero me los guardo para casa.
Por cierto, ¿No os pasa que las cervezas os saben
mejor entre amigos?